Aumenta la polémica sobre el uso del reconocimiento facial

El uso de la tecnología de reconocimiento facial esta en constante debate. Como sabemos, gobiernos de multitud de países han incorporado este software en las cámaras de vigilancia que podemos encontrar en casi todas las esquinas de cualquier ciudad. Esto ha generado el gran debate de seguridad versus privacidad ciudadana.

Sin embargo, las implicaciones que el uso indiscriminado de esta tecnología supone por gobiernos y empresas privadas tiene también implicaciones éticas y legales. El problema según los expertos no es el uso del reconocimiento facial, que sin duda tiene multitud de beneficios. Lo grave es el uso en países donde los ciudadanos no tienen derechos recocidos y donde se monitoriza a la población para controlarla.

La población, no obstante, no encuentra inconveniente en el uso de esta tecnología en sus móviles. Desde hace años los smartphones la emplean como medida de seguridad para desbloquear los dispositivos. Facebook también usa el reconocimiento facial cuando los sugiere etiquetar a conocidos antes de que nosotros lo hagamos. Lo mismo ocurre con los bancos y empresas de otros sectores.

Por lo tanto, la pregunta es ¿Quién determina el uso erróneo de la tecnología biométrica? ¿Cuándo o mejor, dónde esta la línea que limita la comodidad del abuso? Tras un intenso debate, la Comisión Europea ha decidido dejar la decisión de adoptar esta tecnología o restringirla a sus estados miembros. Lo que esta claro es que la falta de regulación de este ámbito por parte de las autoridades supone un riesgo contra la libertad de expresión de los individuos.

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